martes, 4 de diciembre de 2012

Nota en CLAM sobre el caso de la nena salteña víctima de abuso sexual y estatal


Los atenuantes del abuso

La justicia de la provincia de Salta, en el Noroeste Argentino, ganó protagonismo nacional en estos días a raíz de un informe elaborado por el Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) que atribuía a una niña de 9 años el haber provocado una situación de abuso sexual de la que había sido víctima.
Las declaraciones que desataron la polémica provienen del informe presentado por la Fiscalía salteña. Estas justificaban al autor del abuso argumentando que la menor en cuestión “no se muestra como niña, sino que se ubica más bien en un lugar de mujer, mostrando un cuerpo desarrollado que puede llegar a ser objeto de deseo”.
En 2011 los padres de la niña habían acusado al conductor del transporte escolar que la llevaba a clases por haberla manoseado. A esa acusación se sumaron las de las familias de dos niñas por motivos similares. El caso tuvo repercusiones políticas también cuando la Comisión de Acuerdo del Senado salteño confirmó a Gabriela Buabse, responsable por el informe, como fiscal penal de la provincia, sin tener en cuenta el pedido de investigar este caso antes de votar su designación.
La justificación de la fiscalía de correr el foco hacia la imagen corporal de la niña como atenuante del delito de abuso puede leerse a la luz de la intersección entre sexualidad, género, derecho y minoridad. ¿Sobre qué sujetos y qué cuerpos se está administrando justicia? ¿Qué niñas y qué mujeres configura el sistema jurídico salteño?
Al responder a estos interrogantes, la filósofa y activista Laura Contrera cita el caso de una adolescente de la localidad bonaerense de General Villegas, quien fuera filmada por tres adultos varones que tuvieron relaciones sexuales con ella. También en el juicio a estos adultos –que finalmente fueron condenados– las conductas sexuales de la adolescente fueron consideradas como atenuante del accionar de los mayores:
“Pareciera que la justicia necesita pintar un cuadro donde una actividad sexual anómala –en el caso de General Villegas– o una morfología corporal más desarrollada –en el caso de Salta– expliquen en cierta forma la actitud del adulto, incluso cuando se culmine por condenar a ese adulto por haber incurrido en una figura delictiva. ¿Se trata de una mera justificación del adulto, como parecieran indicar las frases tan contundentes del informe de Salta?”, se pregunta la filósofa.
Para Contrera, la insistencia en contraponer la conducta o el grado de desarrollo corporal de niñas, niños y adolescentes y el deseo de adultos “son indicadores de una cuestión que nuestras sociedades occidentales no tienen resuelta aún: las relaciones inter-generacionales, especialmente en el plano sexual. Porque aunque la ley las condena, de hecho acontecen. Y aunque exista un admirable consenso acerca de su condena moral, la sociedad y su aparato jurídico todavía no pueden o no quieren explicar qué hay detrás del deseo adulto invasor de las corporalidades infantiles”.
Editora del fanzine “Pido perdón” (sobre “cosas que pasan en la infancia”), Contrera sostiene que la clave de lectura para entender la argumentación de la fiscalía está “un paso más allá del rótulo ‘sexismo’, ‘machismo’ o ‘visión patriarcal’ de las y los operadores del derecho y agentes judiciales. La perplejidad de la justicia a la hora de describir un posible escenario de abuso infantil o adolescente habla de esta cuestión pendiente de debate y resolución en nuestras sociedades”.
El feminismo hace tiempo que coloca al cuerpo en el centro de sus luchas y reivindicaciones, un cuerpo sexuado, reproductivo o no, autónomo, que supone sujetos capaces de decidir sobre sí mismos. El informe del Cuerpo de Investigaciones Fiscales de Salta parece tirar por tierra estas reivindicaciones: la objetivación del cuerpo de la niña en tanto expresión de un sujeto deseante lo lleva a legitimar el control de ese deseo a manos de un adulto.
La abogada Carmen Colazo, directora regional de la Red Mujeres, Género y Desarrollo con Equidad de Género de la Organización Universitaria Interamericana, no encuentra casual que el foco se corra del lugar del abusador para centrarse en el cuerpo de la niña: “Esto indica claramente cómo el cuerpo es el espacio de disputa de las relaciones de género. El informe no hace más que remarcar al cuerpo como categoría específica de análisis de estas relaciones. Justamente porque estos cuerpos son desvalorizados, objetivados, menospreciados, es que considera que pueden ser abusados o violentados; que estos cuerpos son objetos de deseo y que por lo tanto, incluso, merecen estas violencias o ‘inducciones al pecado’”.
¿Cómo opera entonces el argumento de considerar el cuerpo de la niña como un cuerpo adulto como atenuante del delito de abuso sexual? ¿Dónde deja esta operación a la mujer adulta como sujeto autónomo? “Hay un viejo dispositivo”, afirma Contrera, “que funciona muy bien a la hora de producir una sexualidad masculina que se supone siempre dotada de un impulso irrefrenable (e involuntario). Este impulso estaría constantemente en riesgo de excederse, pasándose incluso en ocasiones al ámbito de lo delictual.”
En contrapartida –Contrera continúa– “esta masculinidad hegemónica tiene su doble, que es la sexualidad feminizada en todas sus variantes (sean biológicas o trans) como un territorio pasivo, blando, penetrable, expuesto en todo tiempo y circunstancia al ejercicio abusivo de la sexualidad masculina. Estas corporalidades feminizadas requieren, por definición, de un resguardo nunca suficientemente amplio, ya que están en un peligro permanente. Tenemos, entonces, un paisaje habitual donde algunos cuerpos son extremadamente vulnerables mientras que otros están dotados de una voluntad de poder avasalladora e irrefrenable. La extrema vulnerabilidad sindica como una potencial víctima, inexorablemente. Sin entrar a considerar las variables de clase, étnicas, etarias y de género, este estatuto limita tremendamente la autonomía, porque por el solo hecho de portar una corporalidad feminizada se está en riesgo”.
‘Este cuerpo es mío pero que no me pertenece.’ Para una demanda judicial ser admitida en casos de abuso o violación cometidos en el seno del hogar familiar, Judith Butler destaca la exigencia tácita de una conducta idealizada, que no ofrezca dudas sobre la pureza sexual de una mujer. Versiones de esta exigencia se comprueban en cualquier delito contra la integridad sexual, incluso los cometidos fuera del ámbito familiar, como sucede en el caso de Salta.
Para Colazo, la menor salteña está siendo sometida a una doble violencia de género. En primer lugar, la del chofer, actor del abuso sexual a que fue sometida. Este “objetivó su cuerpo cuando debía cuidar de ella por su función frente a un transporte escolar y él estar en una situación de autoridad por su mayoría de edad, y de poder, e incluso resguardo, sobre ella. En segundo lugar, la violencia del sistema judicial, y específicamente de quien informó la causa y dijo, desde el discurso jurídico que la niña se ubica en un lugar de mujer y que por ser objetos de deseo son susceptibles a abusos sexuales y violencia sexual. ¿Esto significa que las mujeres pueden ser abusadas y violadas por ser tales? Nos queda claro por qué han ocurrido las violaciones sistemáticas en las guerras y las dictaduras, y en las calles todos los días”, reflexiona Colazo.
Si bien desde finales del siglo XX vivimos en la era del “superior interés del niño”, en la vida cotidiana el paisaje es otro. Esta idealización de la infancia, sostiene Contrera, “no corre paralela a su respeto y cuidado”. Para ella, si bien el lugar de la infancia delineado en las últimas décadas ha sido uno de víctima, “el sistema que negocia con cuerpos niños y niñas, que produce deseo de cuerpos infantiles, es el mismo que legisla más medidas de protección y control que, en la realidad concreta, fracasan en su intento declamado de cuidarlos”.
Y resalta: “tenemos una forja de niños y niñas mártires; víctimas frágiles (y deseables para muchos), pero indefensas. Sin autonomía para disponer de sus cuerpos, tampoco reciben cuidados por quienes tienen que ser responsables. Los cuerpos infantiles no están siendo cuidados sino excepcionalmente. Se los controla, se los disciplina, se los contiene en el mejor de los casos. Esa es la apuesta general de nuestras sociedades. En el caso salteño, además, vemos un mensaje claro: tu cuerpo no es tuyo, es un objeto de goce de los otros.” Natalia Buira, defensora oficial de Salta, se preguntaba en declaraciones al diario salteño El Tribuno “¿dónde quedan los derechos de las víctimas de la violencia sexual, en este caso dos niñas de tan corta edad, si a un informe cargado de prejuicios y expresiones irresponsables y vulneratorias de derechos se suma que en Salta no existe un Cuerpo de Querellantes Oficiales que defienda los derechos de las víctimas, máxime frente a delitos contra la integridad física?”
El interventor del Instituto Nacional contra la Discriminación y el Sexismo (INADI), Pedro Mouratian, también repudió el informe, señalando en un comunicado la preocupación por el agravio que supone para la figura de la mujer y “la vulneración flagrante que esto configura para los derechos de niños, niñas y adolescentes, teniendo en cuenta que la Argentina ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño”. Agrega que el informe citado no hace “más que reproducir relaciones de poder intentando justificar la conducta de un abusador e invirtiendo, con fundamentos irrisorios, la responsabilidad objetiva de quien comete un delito en quien es víctima indiscutida del mismo”.
Es que, además de los problemas citados, el expediente presenta anomalías legales que pueden poner en juego la validez de las declaraciones de las menores y el caso entero: los testimonios fueron recogidos por personal judicial ante la presencia de los padres. De acuerdo con un comunicado emitido por la Corte de Justicia de Salta, el informe del CIF no siguió las normativas que desde 2007 determinan como práctica judicial en esa provincia “el uso de la cámara Gesell para recibir la declaración de niños, niñas y adolescentes víctimas o testigos de delitos que atenten contra su integridad sexual”.
Según ese protocolo, en un cuarto, las o los menores relatan lo que vivieron a profesionales con entrenamiento especializado (psicólogas/os) y en otro separado por una ventana espejada los jueces y las partes presencian la declaración que queda grabada para evitar que las o los declarantes deba volver a contar algo que les resulta traumático. Este punto no es menor, ya que está siendo obviada la palabra de especialistas cuya función es colaborar con los operadores del derecho en aquellos temas que escapan a lo estrictamente jurídico.
Se pone en juego también la reputación y las supuestas intenciones de las víctimas y de sus familias. Contrera hace hincapié en el trato que habitualmente reciben quienes denuncian delitos sexuales, sean personas adultas o familiares y allegados de menores. La víctima y su entorno inmediato son más investigados que los presuntos autores. “Este mecanismo, que se conoce como ‘revictimización’, es sólo una de las grandes falencias del sistema y un vehículo de violencia institucional más”, explica. “Los pronunciamientos judiciales en este tipo de casos tienen otro punto en común: el énfasis en las cualidades de la persona denunciante. Incluso en sentencias donde se ha castigado el abuso sexual hacia niños y niñas o adolescentes se incurre en la calificación de las actitudes, comportamientos y morfologías de las víctimas para luego encuadrar el accionar adulto agresor.”
Agrega Contrera que existe “un innegable interés político y económico del Estado en los cuerpos infantiles y la gestión –legal e ilegal– de esos cuerpos en distintos circuitos de producción. Por el otro lado, abunda una mirada moral que lo reduce todo al binomio víctima y victimario. O que, a lo sumo, dando un paso más adelante, da lugar a la voz querellante, adulta, erigida en representante de alguien siempre silencioso. En el medio, invisibilizado, ese alguien silencioso, en su espacio de eterna inocencia mancillada por los poderes voraces. Me gustaría escuchar lo que tiene para decir la niña salteña, fuera de los circuitos sordos del poder judicial y sus agentes”, concluye Contrera.

Publicada em: 28/11/2012

jueves, 26 de abril de 2012

gorda! zine #0


ya están listas las copias del gorda! zine #0
escriban a pidoperdonzine@hotmail.com y arreglamos intercambio!
chequeen adelantos del contenido acá

jueves, 8 de marzo de 2012

algunas chicas somos más grandes que otras 2




gracias


a la Pornoterrorista por subir la nota acá


a perdedores hermosas


a la traducción en italiano por Bea y cía.




y a muchxs más!

martes, 24 de enero de 2012

la corporalidad embarazada decide



mi cuerpo es mío. hoy a las 22 horas charlamos con Nayla Vaccareza, co-autora de "La intemperie y lo intempestivo. Experiencias del aborto voluntario en el relato de mujeres y varones" en Invisibles Radio, por la 100.3 o http://www.fmfenix.com.ar/

viernes, 13 de enero de 2012

deseo festivo


por deseos y sueños festivos que duren todo el año.
salud y terrorismo para todxs, un gusto compartir(se) con ustedes!

jueves, 15 de diciembre de 2011

así es como funciona...



Vivir de tachos de basura
Ch. Bukowski

El viento sopla fuerte esta noche
Y es viento frío
Y pienso en los chicos
De la calle.
Espero que algunos tengan
Una botella de tinto.
Cuando estás en la calle
Es cuando te das cuenta de que
Todo Tiene dueño
Y de que hay cerrojos en Todo.
Así es como funciona la democracia:
Agarras lo que podes,
Intentas conservarlo
Y añadir algo
Si es posible.
Así es también como funciona
La dictadura
Sólo que una esclaviza
Y la otra destruye a sus Desheredados.
Nosotros simplemente nos olvidamos
De los nuestros.
En cualquier caso
Es un viento
Fuerte Y frío.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Punk will never diet: Beth Ditto y la reevaluación (queer) de lo gordo









Hace un tiempito escribí unas líneas para el fanzine Fuego (pronto en las calles!) muy inspirada por este texto. Yo lo había leído con mi inglés rudimentario pero no podía traducirlo. Morganita se ofreció muy generosamente a hacerlo y acá está el cuidadoso trabajo que ella hizo. Para que las experiencias y los saberes no queden atados a los libritos y dictum de lxs autopretendidxs maestrxs y expertxs es necesario intervenir y hacer circular lo que llega a nuestras manos y nos conmueve. Gracias a Morganita por su generoso compartir.

Punk will never diet:
Beth Ditto y la reevaluación (queer) de lo gordo
Por Curran Nault
Originalmente publicada en la edición Vol. 4 no. 2 (Spring/Summer 2009)
http://www.neoamericanist.org/paper/punk-will-never-diet
traducción gentileza de Morganita

En los últimos años, ha habido un notable incremento de visibilidad lésbica en la cultura popular. Del éxito del talk show de la comediante devenida estrella de televisión, Ellen DeGeneres a la actriz Lindsay Lohan anunciando su relación y ruptura con la disc-jockey Samantha Jonson, pasando por la celebrada serie dramática de Showtime, The L Word y el single-hit de Katy Perry, “I Kissed A Girl”, el lesbianismo parece encontrarse en todos lados por estos días. En vista de esta situación, cuando la revista de música independiente NME nombró a Beth Ditto, cantante líder de The Gossip, la “persona más cool del rock” en 2006[1], fue posible pensar esto como otro ejemplo más de lo que la prensa ha dado a llamar “el nuevo chic lésbico”[2]. Así y todo, hay algo que separa a Ditto de otras lesbianas, reales o ficcionales, que ha salido recientemente a la luz. Midiendo un poco más de 1.50 y pesando aproximadamente 95 kilos, la contextura grande de Ditto no concuerda con los esbeltos y delgados cuerpos que han dominado la representación lésbica contemporánea. Auto-identificada como “tortillera gorda”[3], la proclama de Ditto no tiene precedentes y, por razones explicadas en este artículo, es beneficioso tanto para el proyecto de activistas gord*s de promover la visibilidad gorda y el proyecto queer[4] de reivindicar y revalorar cuerpos estigmatizados.

Como este ensayo demuestra, a través de sus canciones, performances, videos, comentarios públicos y apariciones en portadas de revistas, Ditto ha desafiado las conceptualizaciones dominantes de belleza, género y sexualidad y, en el proceso, ha construido una alternativa hacia los estándares convencionales de atractivo. Más específicamente, a través de una variedad de estrategias recuperativas, Dite ha personificado una crítica de las iteraciones normativas del cuerpo y ha rescatado a la gordura de su representación como algo repulsivo e inútil. Ella ha hecho esto, en primer lugar, al abrazar su cuerpo en su forma actual, además de ofrecer un ejemplo de lo que yo denomino “corpulencia empoderada”. Corpulencia empoderada se trata sobre estar orgullosx del cuerpo gordo en su estado existente y negarse a cambiar, encogerse o desaparecer. En segundo lugar, Ditto ha sido una referente central en la lucha por reivindicar “gordx” como un término de positiva auto-identificación, tomando su poder de la injuria. Tercero y último, atribuyéndose en primer plano varias identidades como gorda lesbiana femme (fat lesbian femme), Ditto ha atraído atención hacia las similitudes entre estas identidades, incluyendo el hecho de que todas estas pueden ser cuestionadas a través de actos performativos que rompen con su fijeza y las refundan como lugares de fortaleza, complejidad y renovación. En el resto del ensayo, voy a explorar cada uno de estos puntos con mayor detalle, finalizando con un análisis del ahora famoso desnudo de Ditto en la portada de la revista NME que compendiara varios de mis principales argumentos. Antes de volcarnos en mi propuesta, comenzaré con un breve bosquejo de la vida y carrera de Ditto.

I. Beth Ditto, The Gossip y el queercore

Beth Ditto es la cantante líder de The Gossip, una banda de rock de Portland, Oregon, compuesta por ella, el guitarrista Brace Paine y la baterista (también lesbiana) Hannah Blilie. Los cuatro álbumes larga duración de la banda - That’s Not What I Heard (2001), Movement(2003), Standing in the Way of Control (2006) y el proximamente a salir Music for Men (2009) – combinan el rítmico tempo del dance con la energía cruda y confrontacional del punk. Como una banda “abiertamente” gay, The Gossip es considerada descendiente del queercore, un movimiento subcultural que comenzó a mediados de los 80s como una variación queer de la línea punk principal, y que confluye con el riot grrrl, un tipo de punk feminista underground con el cual The Gossip también ha sido vinculado. El queercore es movilizado por un ethos do-it-yourself (DIY, hacelo vos mismo) que ha producido música con temática queer (Tribe 8, Sister George, Huggy Bear, Pansy Division, Limp Wrist, Gravy Train !!!!, etc.) zines (JDs, Homocore, Holy Titclamps, Outpunk, etc.), y films (las películas de Bruce La Bruce, G.B. Jones y Sadie Benning, por nombrar a unxs pocxs).

Como movimiento musical, el queercore se enuncia visceralmente independiente y anti-normativo. La música subraya agresivamente la identidad queer (por ejemplo, la canción de Mukilteo Fairies “Queer Enough for You?”) y aborda tópicos controvertidos tales como la insurrección chica-chico (por ejemplo, “Her Jazz” de Huggy Bear) o la perversidad polimorfa (“Double Decker Supreme” de Gravy Train). El queercore también aspira a combatir las miradas de mente-cerrada a través de una producción artística activa, innovativa, autogestiva y no-comercial. Esta misión entabla una relación antagónica con aquellxs artistas consideradxs por esta subcultura como valuartes mainstream de la cultura hetero y gay. Así como lo explican Michael du Plessis y Kathleen Chapman, “para el establecimiento de un adentro y un afuera, un ‘nosotros’ contra ‘ellxs’ es esencial para el término quercore”[5]. En este sentido, el queercore no solamente se distancia de las ideologías y prácticas burguesas (como lo hace la línea punk principal), sino también de las tendencias masculinistas y homófobas del movimiento punk en general y el giro asimilacionista de la comunidad mainstream gay y lésbica. En otras palabras, el queercore se posiciona en oposición no sólo hacia los valores heterosexuales dominantes generalizados tanto en el punk como en la sociedad, sino también a la llamada opresiva agenda de la comunidad mainstream gay y lésbica que, a los ojos de lxs entusiastas queercore, se ha vuelto en los último años cada vez más y más excluyente (tributaria de los valores de la clase media blanca) y comercializada (cooptada por las corporaciones que ven a las personas gays y lesbianas como distintos “mercados” a ser explotadxs).

The Gossip es considerada una banda queercore, primero y principal, porque Ditto es directa y no tiene resquemores sobre su sexualidad tanto en su música como en la vida pública. Segundo, así como la comunidad queer en general, Ditto no sólo ha expresado su discrepancia con la mentalidad cerrada de la sociedad hetero a través de canciones anti-homofóbicas como “Standing in the Way of Control” pero también hacia la de la comunidad mainstream gay y lésbica. Por ejemplo, ella recientemente acusó a los hombres gays dentro de la industria de la moda por poner bajo presión a las mujeres para ser delgadas, afirmando que “si hay alguien a quien culpar por la talla cero, no son las mujeres. Culpen a los hombres gays que trabajan en la industria de la moda que quieren estas mujeres como muñecas[6]”. Tercero, la banda está asociada con Kill Rock Stars, un sello discográfico independiente comprometido con música feminista y queer anti-stablishment. Kill Rock Stars ha lanzado todos los álbumes de The Gossip hasta la fecha, excepto por el cuarto por salir Music for Men (un punto al que retornaré al final de este ensayo). Por último, el lesbianismo de Ditto, que la ha enfrentado con la escena punk machista, y su gordura, que la ha enfrentado con una comunidad mainstream gay y lésbica que es tan sólo una imagen de la sociedad en general, la ha convertido en la última figura de identificación para audiencias queercore atraídas a su claramente identificable estatus de “extraña”. Es así como The Gossip ha generado un seguimiento incondicional entre fanáticxs queercore. De hecho, Ditto es unx de lxs performers principales en Queercore, un documental sobre el movimiento realizado por Queer Youth TV en el 2007, que también presenta a Martin Sorrondeguy de Limp Wrist y Hunx de Gravy Train, entre otrxs.

De todas maneras, la base de fans de The Gossip se extiende más allá de la subcultura queercore. La banda ha obtenido un módico éxito maintream, particularmente en el Reino Unido, donde la expresión musical creativa no es más una barrera para el estrellato como sí lo es en Estados Unidos, y donde su último álbum alcanzó el puesto 22 en los charts. Más aún, Ditto ha sido una fuente de fascinación y especulación entre lxs fans de la música independiente y los medios de comunicación de todo tipo. Su poderosa voz ha sido comparada con todo el mundo, desde las leyendas de rhytm & blues Tina Turner y Aretha Franklin al ícono punk Poly Styrene de la banda X-Ray Spex (una cantante que Ditto misma cita como una fuente de inspiración), y las performances ignífugas de Ditto son reconocidas dentro de los círculos de rock independientes.

Ditto acredita su potente estilo lleno de sentimiento a su educación pentecostal sureño-baptista, un componente clave en su historia[7]. Como una de las siete hermanxs criadxs en el modelo bíblico, la infancia de Ditto fue todo menos fácil. En su gran familia, había poco dinero para irse, y en su ciudad natal de Searcy, Arkansas, había poca tolerancia hacia la homosexualidad. Para empeorar las cosas, ella tuvo que lidiar con un tío religioso que “hizo horrible su niñez” (una experiencia que ella rememora en la canción “Holy Water”) y que vivía en una vieja granja, donde la violencia y el sexismo de todos los días no correspondían con sus incipientes creencias pacifistas y feministas[8]. Aún así, Ditto acredita a su infancia por enseñarle a ser independiente y a crear cosas por ella misma, incluyendo ropa, poniéndola en el camino a ser una artista DIY[9]. Además, a pesar de que ella ha sido crítica con su lugar natal en canciones como “Arkansas Heat” (“(…) dile al predicador en caso que pregunte/que nosotrxs nunca más vamos a regresar[10]”), en ocasiones ella también ha abrazado sus raíces sureñas (“(…) cariño, no hay mujer como una chica sureña[11]”). En adición, Ditto ha sido conocida por tejer coloridas historias sobre su pequeño pueblo, la crianza de la clase trabajadora, como la siguiente anécdota sobre comer ardillas en el periódico The Independent:

Recuerdo esta vez, tenía 13 años y había estado fumando porro con mi primo por primera vez. Él tenía tanto bajón que agarró su escopeta de aire comprimido y empezó a dispararles [a las ardillas] tras la ventana, y él las despellejó y las puso a freir, y las comimos como si fuese pollo. Jugamos con las colas después[12].

En “Life in the Fat Lane”, Laura Kipnis señala que, sin importar el hecho de que lxs pobres son lxs menos posibilitadxs de sobre-consumir, en el imaginario popular, la pobreza y la gordura se vinculan férreamente bajo la forma de estereotípicas imágenes de madres viviendo de la asistencia social recibiendo más que su salario, y familias de clase trabajadora atragantándose con comida rápida. Es así como “la fobia de lo gordo y la fobia delx pobre” se encuentran fuertemente intersectadas y “el miedo de un cuerpo fuera de control no está desvinculado del miedo de masas [trabajadoras] fuera de control[13]”. La historia de Ditto de inapropiada consumisión de clase trabajadora citada arriba, aún cuando incorpora la sugestión de comer-de-más (teniendo “el bajón”), es capaz de evocar no sólo los horrores de la clase trabajadora, sino de la gordura también. En otras palabras, la procedencia de clase trabajadora de Ditto y las identidades gordas no pueden ser separadas sin una cultura que no vea a ambas como implicadas mutuamente. Lo que es más, la manera en la que Ditto narra sin rodeos esta historia de consumo “redneck”, incluyendo su provocativa referencia a jugar con colas de ardilla, es similar a la manera en la que ella ha iluminado descaradamente su gordura y prácticas gastronómicas en su música, performances, vídeos y entrevistas. Es la determinación de Ditto de poner su cuerpo en primer lugar dentro de su trabajo a lo que me voy a referir a continuación.

II. Corpulencia empoderada
Ditto decididamente muestra empoderamiento, eso que desarrollaré en mayor detalle más abajo, ha sido posible por tres décadas de activismo gordx. Esto es, desde los años 70s, activistas gordxs han intentado hacer visibles a los cuerpos gordos y darles la bienvenida dentro de la esfera pública: sacar a la gordura de las sombras y hacerla ingresar al terreno de la respetabilidad social. De todos modos, por el mismo período, ha tenido lugar un movimiento nacional, propulsado interesadamente por las industrias multi-billonarias de dieta y salud, para deshacerse del mundo de la gordura y y, por extensión, de la gente gorda. En la cultura popular contemporánea, así como es evidenciado por incontables artículos de revistas y episodios de talk shows dedicados al “problema de la obesidad”, la gordura se ha vuelto una aflicción social merecedora de profundo rechazo. Dentro de este clima cultural, a la gente gorda se le propone elegir: deshacete de tu cuerpo excesivo o viví una vida de vergüenza, infelicidad y segura muerte prematura.
En otras palabras, hay un pequeño cuarto para la gordura en el dominio cultural de hoy. Le’A Kent ha planteado que, dentro de la representación dominante, el cuerpo gordo funciona como lo abyectos: aquello que debe ser expulsado a fines de liberar al buen (esto es, delgado) cuerpo. De esta manera, al cuerpo gordo raramente se le permite estar empoderado y presente, así como es continuamente representado como algo falso (el cuerpo en el proceso de volverse delgado) o pasado (el cuerpo que ha sido dejado atrás)[14]. El contenido discursivo del cuerpo gordo es observable en las imágenes del antes y después de las publicidades de pérdida de peso:
En este escenario, el yo, la persona, es presumiblemente delgado, y cruelmente encerrado en un cuerpo gordo. El yo nunca es gordo. Para graficarlo claramente, no hay cosa así como una personagorda. El escenario antes-y-después confina al cuerpo gordo a un eterno pasado y hace proliferar el horror total de la corporización, figurándola como eso que debemos hacer a un lado para que el verdadero yo pueda emerger[15].
Este “hacer a un lado” del cuerpo gordo también puede atestiguarse en programas de pérdida de peso como The Biggest Loser (El Gran Perdedor), en los cuales cuerpos gordos son vueltos flacos en el transcurso del show. En estos programas, el cuerpo gordo es impugnado sólo para retornar en la forma de imágenes flashback que meramente sirven para recordarle alx espectadox aquello que ha sido borrado[16].
Como Kent sostiene, esto tiene un efecto en la forma en la que la gente gorda vive su vida: conectadxs a cuerpos considerados sin ningún valor en el presente[17]. Así, no toda la gente gorda ha sucumbido a esta auto-imagen negativa o consienten a la demanda de cuerpos rechazados. En oposición a la visión de lo gordo como algo a ser exterminado, grupos de liberación gordx como la National Association to Advance Fat Acceptance (Asociación Nacional para Promover la Aceptación Gordx) y la (ahora inexistente) Fat Underground han demandado la afirmación de los cuerpos gordos, no como entidades en el proceso de volverse delgadas y, así, valuables, sino como poderosos y deseables en el tiempo presente.
Como se ha dicho, estos sucesos allanaron el camino para Ditto, quien ha tomado la afirmación de lo gordo del ámbito de la política formal al ámbito de la cultura popular. Ditto ha sido un modelo de aquello que denomino “corpulencia empoderada”, que implica un rechazo de la abyección gordx y una aceptación del cuerpo en su estado existente. En entrevistas, Ditto ha expresado satisfacción con su cuerpo, afirmando con confianza que ella se acepta a sí misma de la manera que es, y “no trata de cambiar”[18]. Ella también ha renunciado a la presión de modificar su cuerpo a través de la dieta, llevándolo tan lejos como vestir una remera con “Punk Hill Never Diet” (“el punk nunca hará dieta”) garabateado en marcador negro permanente para una sesión de fotos de la revista Diva. Estas acciones la han hecho una heroína para muchxs dentr del movimiento de liberación gordx, así como la aceptación de Ditto de su cuerpo aquí-y-ahora ha producido una ruptura en un régimen representacional que continuamente ha retratado a mujeres gordas como extremadamente infelices o felices en su camino por volverse delgadas. Para usar palabras de Kent, por rechazar el proceso de abyección, Ditto ha encontrado “una forma de representar el yo que no es neutral con respecto al cuerpo o descorporizada (y, por ende, presuntamente delgada), sino íntimamente conectada con el cuerpo en una nueva visión de empoderamiento que ya no desdeña la carne[19]”.
III. Reivindicación gordx

En adición al rechazo de la abyección gordx y regodeándose en su cuerpo en presente, Ditto ha desafiado las construcciones discursivas de lo gordo como feo, desagradable, obsceno, gracioso, poco limpio y otras negativas apelaciones por el estilo. De nuevo, esta acción tiene raíces en el activismo gordx. Desde hace tiempo, los grupos de apoyo gordx han contrarrestado las concepciones hegemónicas de lo gordo insistiendo en la visibilidad gordx y, de esta manera, forzando “el espectáculo de lo gordo como gordo, más que como un despliegue de connotaciones [negativas]”[20]. En otras palabras, contra el tabú del silencio, lxs activistas gordxs han reclamado el derecho de hablar de sus experiencias, y en términos no extrapolados del lenguaje de la gordofobia. El uso de la palabra “gordx” dentro de un marco emancipatorio ha sido crucial para este proyecto de reinscripción connotativa. Sari Dworkin sostiene que “parte del orgullo gordx es reclamar la palabra ‘gordx’ de la misma manera que las lesbianas han reclamado la palabra ‘tortillera’[21]. Este acto de recuperación no sólo implica abrazar un término alguna vez peyorativo, sino también imbuirlo de nuevos significados. Como Kate Harding plantea:

Las mujeres delgadas no les dicen a sus amigxs gordxs “vos no sos gordx” porque ellas están confundidas con la definición de la palabra según el diccionario, o sus ojos no funcionan, o fueron criadas en planetas donde la talla 24 es la talla promedio para las mujeres. Ellas no lo dicen porque es la verdad. Ellas lo dicen porque gordx no significa gordx en esta cultura. Puede significar además cualquiera o todas las siguientes: fex, no saludable, olorosx, haraganx, ignorante, indisciplinadx, antipáticx, agobiante, vergonzosx, poco elegante, mezquinx, irritadx, socialmente inepto, sencillamente repelente. Entonces, cuando ellas dicen “vos no sos gordx” lo que verdaderamente están diciendo es “vos no sos una docena de cosas horribles asociadas con la palabra ‘gordx’[22]

De este modo, Harding hace una decisión deliberada en usar la palabra ‘gordx’ para describirse a sí misma – antes que usar eufemismos tales como “de talla-grande”, “de huesos grandes” o “voluptuosa”, que eclipsan al cuerpo gordo bajo una cortina de amabilidad. Como un curso de acción, esto da nueva vida al término y proyecta una diferente realidad social en la cual “gordo” no es más una mala palabra. Como Harding afirma “yo soy buena, inteligente, atractiva, persona, y soy gorda. No hay ninguna paradoja acá[23]”.
En gran medida, Ditto ha participado también en esta estrategia de resignificación connotativa usando constantemente la palabra “gorda” como un término de auto-identificación positiva en el escenario y en entrevistas. Haciendo eso, Ditto ha obstaculizado el poder de “lx gordx” para avergonzar y ha alterado su uso convencional como término de insulto. Más aún, usando “gorda” para referirse a sí misma, como artista conocida por su considerable talento, Ditto ha favorecido el proyecto de atribuirle sentidos positivos a la palabra. Estos podrían parecer actos lingüísticos insignificantes, pero como Kathleen LeBesco nos recuerda “sujetxs construídxs por el lenguaje”, y, por lo tanto, la gente gorda “puede comenzarcreando y regulando una nueva realidad social a través del uso de las palabras”[24]. Desde esta perspectiva, el rescate inventivo del término “gordx” es un esencial y estratégico componente dentro del recuperativo cuerpo de trabajo de Ditto.

IV. Queer y gordx/ queerizando lo gordo

Como una lesbiana gorda produciendo objetos culturales que juegan en estas dos identidades, Ditto y su creativa realización proveen una interesante oportunidad para pensar algunas de las maneras en las que lo queer y lo gordo se intersectan, así como la forma en la que la práctica queer de la subversión a través de la performatividad podría ser útil aplicada a la reconstrucción de lo gordo. Para empezar, hay muchos puntos en común que pueden señalarse entre lo gordo y lo queer. En primer lugar, muchos de los primeros grupos de liberación gordxs, tales como the Fat Underground, no solamente compartían miembros con los primeros grupos de liberación queer, tales como Queer Nation y las Lesbian Avengers, sino que compartían una afición por convertir los asuntos polítcos en espectáculos: tanto los grupos de liberación gordxs y queer han hecho estratégicamente registro de sus prácticas (sexuales y gastronómicas) vilipendiadas en actos públicos de resistencia[25]. Además, como LeBesco observa, salir a la luz (coming out) es un proceso central tanto para la existencia queer como para la existencia gordx[26]. Para las lesbianas y los hombres gays, salir a la luz (coming out) significa hacer visible una identidad invisible, mientras que para la gente gordx salir a la luz (coming out) implica abandonar la negación, rechazar ser interpelado por comentarios no ingenuos de “no sos gordx” por parte de amigxs y familiares, y hacer un reconocimiento orgulloso del cuerpo en su actualidad – en otras palabras, comprometerse con la corpulencia empoderada como se ha punteado anteriormente.

Existen tres categorías de individuxs gordxs “visibles” (“out”) de acuerdo a LeBesco: los “out and about” (N. de la T: aquellxs que son visibles y lo celebran) (es decir, aquellxs que “públicamente reconocen su propia gordura y la abrazan”); lxs del “tipo silencioso” (“silent types”) (es decir, aquellxs que “típicamente fallan en reconocer su tamaño o las políticas de lo gordo”); y “lxs traidorxs” (“traitors”) (aquellxs que “con drásticos esfuerzos de dieta o experiencia con cirugías de pérdidas de pesos confrontan una visión devastadoramente negativa de la gordura”)[27]. LeBesco identifica a la alguna vez anfitriona de talk show y comediante lesbiana Rosie O´Donne como un ejemplo de figura “out and about”. En su vida pública, O´Donell ha exhibido poco interés en, y por momentos, categórico desprecio por dietas de moda y ejercicio, y continuamente ha afirmado su derecho a ser como ella es, tanto lesbiana como persona gorda. Más aún, O´Donell ha sido abiertamente crítica con “lxs traidorxs” gordxs, como la co-anfitriona de The View, Star Jones, que en 2006 perdió una notable cantidad de peso, que ella falsamente ha atribuido a la dieta y al ejercicio, más que a la cirugía de bypass gástrico que, de hecho, ella atravesó[28].

O´Donell, quizás la primera lesbiana gorda “visible” dentro de la cultura popular, es una importante precursora para Ditto. Ambas son figuras “out and about” y ambas han sido abiertas sobre sus identidades y directas con sus opiniones[29]. Asimismo, estas dos mujeres comparten una pasión por las políticas progresistas. Es decir, como O´Donell, Ditto no es sólo un exponente del empoderamiento gordx, sino también una feminista y defensora de los derechos LGBTQI[30]. Las políticas progresistas de Ditto son quizás más evidentes en la letra de “Standing in the Way of Control”, la canción de The Gossip más comercialmente exitosa hasta la fecha. “Standing in the Way of Control” es una respuesta virulenta aunque bailable al posicionamiento anti-matrimonio gay del anterior presidente George W. Bush. Como Ditto dice, la canción es sobre:

Hombres gays y lesbianas esperando décadas para mostrar su compromise lxs unxs con otrxs y teniendo sus matrimonios anulados. Nadie en los EEUU estuvo sorprendidx o shockeadx por lo que Bush hizo, pero hizo sentir a todxs lxs que conozco desamparadxs y engañadxs. Escribí el estribillo para alentar a la gente a no rendirse y dejar que un solo hombre tome el control de nuestras vidas. Son tiempos espantosos para los derechos civiles, pero realmente pienso que la única forma de sobrevivir es permanecer unidxs y seguir luchando[31].

Diciendo esto, Ditto imagina esta pelea por el matrimonio igualitario como interponerse en el camino del control (“standing in the way of control”). En un nivel figurativo, el “interponerse” (“standing”) del título de la canción y el estribillo reiterado es un llamado a las armas, una inspiradora evocación de poder queer. Pero, en un nivel más literal, el uso de Ditto del “interponerse” sugiere que el cuerpo (plantado) es, en sí mismo, crucial para los actos de la resistencia queer. Esta última lectura es especialmente pertinente considerando la forma en la que Ditto ha esgrimido su cuerpo como un arma de poder y protesta a través de sus performances.
Esta es otra manera en la que lo queer y lo gordo colisionan en la obra de Ditto: a través de su arte, tanto la identidad de género como la identidad gorda de Ditto se han vuelto objeto de reinscripción preformativa o lo que podría llamarse revisión a través de “la performatividad queer”. Para explicar la performatividad queer, es necesario volver al libro Gender Trouble (N. de la T: aquí se editó como El Género en Disputa) de Judith Butler. En este texto clave de teoría queer, Butler plantea que, más que ser algo innato o natural, el género es un acto que la sociedad patriarcal nos confina a performar. Esto es, de acuerdo a Butler, somos coercidxs a performar el género a través de un abanico de “actos, gestos y deseos” y estos “actos y gestos, deseos articulados y representados crean la ilusión de un núcleo genérico interior y estructurante”[32]. En otras palabras, a través de actos reiterativos, las categorías de género y, a su vez, de sexo son naturalizadas de manera que parecen ser estables y fundacionales, cuando son “en verdad, los efectos de instituciones, prácticas [y] discursos”[33].

De todos modos, Butler también sugiere que estas categorías pueden ser desestabilizadas a través de performances estilizadas que exponen al sexo y al género como “ficciones reguladoras” que sostienen “regímenes de opresión masculina y heterosexista[34]”. Por ejemplo, Butler señala al drag como una práctica que, a través de una performance exagerada, llama a atender el hecho de que el género es una construcción no-natural que requiere un gran trabajo sostener[35]. En adición, las performances drag permiten a su audiecia pensar de manera diferente sobre el género, así como desplazan concepciones establecidas de varón/mujer y masculino/femenino, provocando productivas incertidumbres sobre su estatuto de natural y normal.

Como LeBesco observa, las ideas de Butler son útiles para pensar las formas en las que la gordura, como el género, es una identidad fabricada y una que también puede ser alterada y cuestionada por vía de actos performativos que nos permiten [re]concebir a la gordura nuevamente. Ella nota que, como la identidad de género, la identidad gorda “se abre a separaciones, auto-parodia, auto-crítica e hiperbólicas exhibiciones de ‘lo natural”[36]. Más aún, a través de performances lúdicas, la gordura puede ser “reposicionada en el imaginario cultural”[37]. Ditto provee un ejemplo del “reposicionamiento de lo gordo” mediante la performance, y una que es particularmente relevante a los argumentos de Butler, así como el trabajo de Ditto no sólo reescribe el cuerpo gordo, sino también el cuerpo generizado. Por decirlo de otro modo, en sus presentaciones escénicas y en sus videos musicales, Dite performa sus identidades de formas que amenazan en desatar los significados normalmente adscriptos a ellas. Por ejemplo, en oposición a las representaciones dominantes previamente desarrolladas de los cuerpos gordos como falsos (el cuerpo en proceso de volverse delgado) y pasado (el cuerpo que ha sido dejado atrás), las performances de Ditto ponen en primer plano a su cuerpo como exquisito y, aún confrontativamente, presente. En sus enérgicas performances escénicas, Ditto se pavonea y baila con seguridad a lo largo del escenario, tomando espacio desafiantemente y retando las concepciones prevalescentes de los cuerpos gordos como sedentarios y débils. Cuando ella no está vistiendo ajustados trajes que dirigen la atención a lo ancho de su presencia y, especialmente, a sus notables pechos (N. de la T.: quedaría mejor poner directamente “altas tetas”, no? :P) y nalgas (N. de la T.: ¿?), Ditto está quitándose su ropa interior, exponiendo su axila o entrepierna peluda y, aparte de eso, transgrediendo las fronteras del “comportamiento femenino aceptable” ofreciendo deliberadamente su carne suave (N. de la T.: ¿?) y estómago blando a la mirada admiradora de su audiencia[38]. Este despliegue corporal vuela en la cara de las nociones convencionales que establecen cómo las mujeres deben supuestamente habitar sus cuerpos:

Los estándares americanos requieren que el cuerpo femenino ideal sea pequeño. Desde temprana edad, a una mujer debe enseñársele a contenerse a sí misma, guardando brazos y cerrando las piernas a su cuerpo y ocupando el menor espacio como sea posible. Este modelo de feminidad sugiere que las mujeres reales son delgadas, casi invisibles.[39]

En contrapartida a esta “mujer invisible” de la feminidad ideal, Ditto se deleita en hacer de sí misma un espectáculo, y en el proceso problematiza los límites de la apropiada conducta femenina y trasciende las limitaciones impuestas del cuerpo gordo.

Este mismo tipo de reinscripción preformativa puede ser observada en el video musical de The Gossip, “Listen Up!”[40]. Al comienzo de este video, Ditto se sienta en un sillón adoptando una postura estereotípicamente femenina, tejiendo a crochet. Esta imagen de domesticidad tranquila le otorga a Ditto un aire maternal, pero uno que, a la larga, no dura demasiado. Esto es, a la mitad del video, Ditto clava su aguja de crochet y empuña un pollo frito, y ella procede a tejer una bufanda de manera muy poco decorosa[41]. Este tema del consumo voraz continúa en las tomas subsiguientes, que incluyen imágenes de Ditto columpiándose de atrás para adelante en un pasillo, sosteniendo una caja de pizza para llevar y, después, bailando apasionadamente con/comiendo una porción de pizza que usa también para abanicarse entre mordiscos.

De esta manera, más que ocultar sus ilícitas prácticas de comida, Ditto las emplaza en un plano principal, enfrentando la noción de que, un gran apetito, especialmente por parte de las mujeres, es algo desagradable. Ditto pone de relieve sus excesivas y poco femeninas prácticas de consumo, combinándolas cn imágenes de esteoreotípica feminidad, forjando una amalgama sensual de placer corporal y culinario que prohíbe cualquier lectura simple o estanca de Ditto y su empoderamiento. De nuevo, esto tiene el efecto de permitirnos entender la gordura y la feminidad de forma diferente. Performando consistentemente el rol de una mujer gorda no estereotípica, una con complejidad y subjetividad diversamente encarnada, Ditto problematiza nuestras miradas ortodoxas sobre lo gordo.

V. La portada de NME

Todo lo que se ha planteado en torno a la corpulencia empoderada y la resignificación de lo gordo y el género a través de la performatividad es observable en la ahora tristemente célebre portada de la revista NME del 2 de junio del 2007 que presenta una imagen de cuerpo entero de Ditto desnuda, con los pechos cubiertos. Identificada como “la reina del cool”, Ditto se encuentra con su lado derecho enfrentando al espectador, su mano izquierda sosteniendo su pecho derecho y su brazo derecho posicionado seductoramente en su nalga derecha. Los pliegues en la carne de Ditto son claramente visibles, así como su estómago protuberante, las redondeces de sus nalgas y el pelo en su axila no afeitada[42]. En su muslo derecho hay un par de labios rojos brillantes pintados que combinan con la pintura de labios y de uñas que ella tiene (Ditto se identifica como femme y estos adornos cosméticos la marcan como tal). El texto que acompaña con tipografía en negrita estilo “carta de rescate” exclama “¡Besame el culo!” (“Kiss My Ass!”) que puede ser leído tanto como una declaración confrontacional como una invitación sexual, hecho que es reforzado por la expresión facial de Ditto, que parece tan atrayente como vagamente amenazadora.

En esta imagen, Ditto es un ejemplo de corpulencia empoderada: sin vergüenza, en contacto con su cuerpo sin mención de dieta o del “problema de la obesidad” en la mira. Lo que es más, ubicada en la página principal de la revista, Ditto ocupa un espacio que es reservado comúnmente para modelos, estrellas de rock y celebridades delgadas y perfectamente retocadas. De esta manera, Ditto es todo menos la típica chica de portada y, como tal, la portada dela NME deconstruye subversivamente las tradiciones dominantes de la representación generizada. Utiliza la imagen del gran y hermoso cuerpo de Ditto para modificar las normas del estilo de “atractivo para revistas” y sitúa al cuerpo gordo como nuevo objeto de deseo. O, más bien, tanto objeto de deseo y agente de deseo, la agencia sexual de Ditto es demostrada a través de su seductora mirada al espectador y la insinuación sexual de la frase, “Kiss My Ass!”. Esta construcción de Ditto como sujeta deseante es significante dado que la gordura es comúnmente vista como “una forma de protección física contra demandas sexuales”, una perspectiva que sugiere que todas las mujeres gordas escapan de la sexualidad[43]. En esta portada, Ditto hace todo menos escapar de su sexualidad.

La reacción hacia la portada de NME ha sido variada. Por ejemplo, la respuesta on-line incluyó comentarios desdeñosos como “eso es ajjj. Ella debería cubrirse por completo. Ser gordx no está bien” y “espero que esto sea algún tipo de broma enferma. En verdad, a quién le importa un carajo si ella está orgullosa de su cuerpo; hagannos un favor y mantenganlo escondido”[44]. Estos comentarios demuestran el tipo de intenso sexismo y gordofobia al que Ditto se opone valientemente. A su vez, dejan en claro que no todas las opiniones van a cambiar por el arte y activismo de Ditto. Dicho esto, la reacción no ha sido completamente negativa. De hecho, en el 2008, la portada de NME fue nominada por Magazineweek.net por el rubro de “Mejor Portada de Revista de Todos los Tiempos” y a comienzos del 2009, la novedosa revista Love decidió emular a NME presentando otra foto de Ditto desnuda en su página principal, incluyéndola en una lista de “íconos de nuestra generación”. Otras revistas la han seguido (Dazed, Urb, On Our Backs, Diva), sugiriendo que Ditto, a pesar de las críticas, está teniendo un efecto positivo en la representación mediática de lo gordo. Realmente, esta podría ser la primera vez en la historia que un cuerpo gordo queer ha sido tan altamente codiciado por la industria editorial.

VI. Conclusión

No es misterio que ser gordx en los Estados Unidos contemporáneos es difícil. En una nación obsesionada con la delgadez, lo gordo representa todo aquello que nuestra cultura desprecia y desea que se vaya. Esta dificultad es quizás aún más pronunciada en mujeres gordas, que son educadas desde temprana edad por un aluvión interminable de anuncios cosméticos y dietéticos, en que su valor es mensurable por su apariencia. Podría decirse que es todavía más difícil ser una lesbiana gorda que enfrenta a una sociedad hostil no solamente a su peso sino también a su sexualidad. A pesar de que estos conflictos han sido reducidos gracias a los esfuerzos de base de organizaciones como la National Association to Advance Fat Acceptance, el trabajo disruptivo de intelectuales como LeBesco, y el coraje de pionerxs “out and about” como O´Donnell, todavía requiere de individuxs especialmente fuertes y determinadxs pararse contra las estructuras de una sociead y afirmar la felicidad como una persona gorda, más aún como una lesbiana gorda. Aquí precisamente el porqué Beth Ditto, quien de varios modos descriptos más arriba, ha revalorado y reimaginado el cuerpo gordo lesbiano, es tan importante. Rechazando ser humillada o vencida por una sociedad gordofóbica y obsesionada con la imagen, Ditto provee esperanza para todxs aquellxs que se sienten demasiado gordxs, demasiado altxs, demasiado bajxs, demasiado desgarbadxs, demasiado afeminadxs, demasiado masculinxs, demasiado asustadxs, demasiado peludxs, demasiado peladxs, en de otras maneras, deficientes en la belleza.

Todavía queda por verse cuánto tiempo Ditto puede sostener su asalto a los ideales sociales de la belleza. Como he escrito en este ensayo de junio del 2009, el nuevo álbum de The Gossip, Music for Men, está listo para ser lanzado en las próximas semanas siguientes. Este puede ser el primer álbum de The Gossip en ser producido por un sello mayor, Columbia Records, lo que ha preocupado a algunxs de sus fans de primera hora que asumen que viraje hacia un sello mayor puede resultar en un álbum menos creativo y más influenciado por los gustos banales del mainstream. Como resultado, algunxs han comenzado a llamar “vendida” a Ditto, un sentimiento que ha sido simplemente exacerbado por notas recientes de Ditto codeándose con los gustos del diseñador de elite Kart Lagerfeld y la editora y jefa de la revista Vogue, Anna Wintour. El argumento parece ser que Ditto ya no es más una completa extraña y que, por lo tanto, ya no es más la fuerza contracultural que solía ser. Aún así, contra este ataque, considero que la notoriedad y fama crecientes de Ditto (y The Gossip) puede ser un motivo de celebración. Esto es, si Ditto se mantiene fiel a su filosofía de orgullo lésbico y lleva sus estrategias de corpulencia empoderada y performatividad gordx resignificadora al mainstream, ella tendrá la oportunidad de desafiar no sólo al sistema de belleza desde el margen, sino desde su propio núcleo.

Se produzca o no esta infiltración en los medios maintreams, es algo que queda por verse. Además, los resultados de dicha infiltración todavía son desconocidos. ¿Ditto será capaz de asegurar un espacio para el cuerpo gordo, lesbiano, dentro de la cultura dominante? Si ella lo consigue, ¿podrá cambiar las actitudes sociales hacia la gente gorda? ¿O serán los medios del mainstream aquello que cambie a Ditto? ¿Se retractará? ¿Dejará de ser una extraña y, por lo tanto, una figura de inspiración e identificacón para aquellxs que están en los márgenes? Estas preguntas claramente no pueden ser respondidas ahora, pero demuestran la necesidad de estudiar continuamente a Ditto y a otras figuras gordas dentro de la cultura popular. Aún, más allá de lo que el futuro le depare a Ditto, es claro que ella ha creado un espacio dentro de la escena de la música independiente en el cual el cuerpo gordo queer es valorado y bienvenido. Dado el repudio social por lo gordo y el intenso deseo de su ausencia, esto no es un logro menor.








NT: Traduje "embodied" como "empoderada", porque creo que es una palabra que tiene muchísima resonancia político-vivencial (y que es una palabra de muchísimo capital político para los activismos locales/regionales), más que "corporizada"/"encarnada" que me parece que recaen un poco en la clausura e hiper-fetichización de lo corporal actual.





[1] “The Cool List 2006: Winners Revealed,” NME, 26 de noviembre 2006, (31 de mayo del 2009).
[2] Por ejemplo, ver Sally Brampton, “Lesbian Chic,” Times Online, 20 de julio 2008, < http:// women.timesonline.co.uk/tol/life_and_style/women/fashion/article4343457.ece> (7 de junio del 2009).
[3] Ver Beth Ditto, entrevistada por Laura May Coope, “Hot Gossip – Beth Ditto on Fat, Fame and Feminism,” Diva, April 2007, (7 de junio del 2009).
[4] Aquí estoy usando “queer” en el sentido de “anti-normativo”. Este uso del término “queer” ha sido popularizado dentro de la teoría queer. Como explica Anna Tripa, “la teoría queer ofrece una comprensión de la sexualidad no como algo otorgado providencialmente, natural o innato, sino como una serie de clasificaciones, definiciones, moralizaciones y polémicas culturales e históricas específicas. La modernidad occidental produce una noción de lo “desviado” o “queer” con el fin de reforzar un sentido de “normalidad” heterosexual, una “rareza” (“queerness”) que lo hetero debe, por lo tanto, negar y que al mismo tiempo constituye su diferencia constitutiva. Una de las estrategias de la teoría queer más efectivas es trabajar las contradicciones y ansiedades inherentes a estas construcciones”. Ver Anna Tripp, “Introduction,” in Gender: Readers in Cultural Criticism, ed. Anna Tripp (New York: Palgrave, 2000), 15 (énfasis en el original).
[5] Michael du Plessis and Kathleen Chapman, “Queercore: The Distinct Identities of Subculture,”College Literature 24:1 (febrero de 1997): 47.
[6] “Beth Ditto Blames Gay Men for Women’s Poor Self Image,” The Insider, 30 de marzo 2007, < http:// allieiswired.blogspot.com/2007/05/beth-dito-blames-gay-men-for-womens.html> (8 de junio2009).
[7] Beth Ditto, entrevistada por Matt Gonzales, “Fat with an ‘F’: Talking to Beth Ditto of the Gossip,”PopMatters, 14 de marzo del 2006, (7 de junio2009).
[8] Beth Ditto, entrevistada por Chris Mugan, “The Gossip’s Beth Ditto Speaks Out,” The Independent, 29 de marzo 2007,
[9] Beth Ditto, entrevistada por Chris Mugan, “The Gossip’s Beth Ditto Speaks Out,” The Independent, 29 de marzo 2007,
[10] The Gossip, “Arkansas Heat,” Arkansas Heat (Kill Rock Stars, 2002).
[11] The Gossip, “Southern Comfort,” That’s Not What I Heard (Kill Rock Stars, 2000).
[12] Beth Ditto, “Meet Beth Ditto: The Coolest Woman on the Planet,” The Independent, 23 de noviembre2006,
[13] Laura Kipnis, Bound and Gagged: Pornography and the Politics of Fantasy in America (New York: Grove Press, 1996), 101.
[14] Le’A Kent, “Fighting Abjection: Representing Fat Women,” en Bodies Out of Bounds: Fatness and Transgression, ed. Jana Evans Braziel and Kathleen LeBesco (Berkeley: University of California Press, 2001), 136 (énfasis en el original).
[15] Kent, 135.
[16] En la actualidad hay un nuevo reality televisivo titulado “Dance Your Ass Off” (“Bailate el culo”) lanzado al aire en el canal Oxygen en el verano del 2009. El título de este programa es iluminador, así como de manera casi literal denota el tema del borrado corporal que se encuentra en el corazón de los reality shows de pérdida de peso. También cabe destacar que después de perder cantidades increibles de peso, a menudo lxs individuxs quedan con pliegues sueltos de piel que solo pueden ser removidos a través de cirugías designadas para remover todas las marcas del cuerpo gordo anterior. Gracias a la editora del NeoAmericanist, Karen Foster por llamarme la atención sobre este punto.
[17] Kent, 131.
[18] Beth Ditto, entrevistada por Louise Carolin, “Beth Ditto: Sexiest Woman of the Year,” Diva, 2008, (7 de junio 2009).
[19] Kent, 130-31.
[20] Kipnis, 121 (énfasis en el original).
[21] Sari Dworkin, “Not in Man’s Image: Lesbians and the Cultural Oppression of Body Image,” en Lesbianism: Affirming Non-Traditional Roles, ed. Ellen Cole and Esther D. Rothblum (New York: Routledge, 1989), 34.
[22] Kate Harding, “You’re Not Fat,” en Feed Me!: Writers Dish About Food, Eating, Weight, and Body Image, ed. Harriett Brown (New York: Ballentine Books, 2009), 170.
[23] Harding, 174.
[24] Kathleen LeBesco, “Queering Fat Bodies/Politics.” En Bodies Out Of Bounds: Fatness and Transgression, ed. Jana Evans Braziel and Kathleen LeBesco, (Berkeley: University of California Press, 2001), 76-7.
[25] Los ejemplos incluyen el “fat-in” montado en el Central Park de Nueva York en 1967, en el que activistas gordxs comían, cargaban carteles de piquete y quemaban libros de dieta, y las acciones orientadas a los medios de la Queer Nation, altamente visibles, tales como el beso colectivo entre persnas del mismo sexo en los shoppings.
[26] Kathleen LeBesco, Revolting Bodies?: The Struggle to Redefine Fat Identity (Amherst: University of Massachusetts Press, 2004), 92.
[27] LeBesco, Revolting Bodies?, 92-3.
[28] A pesar de que Star Jones negó inicialmente haber pasado por una cirugía de bypass gástrico, en el 2007, ella admitió haber pasado por el procedimiento en una entrevista para la revista Glamour.
[29] Por sus opiniones directas y su gordura sin remordimientos, O’Donnell se ha encontrado a sí misma frecuentemente como blanco del escarnio público, el caso más famoso vino de parte del magnate billonario Donald Trump quien en el 2006 se refirió a O´Donell como “desalineada, gorda y fea” en un capítulo de Entertainment Tonight. Aunque que la palabra “tortillera” estaba ausente del virulento ataque de Trump, dado que “gorda”, “fea” y “tortillera” frecuentemente colapsan en una claramente identificable cadena de significación, era fácil leer implicada la palabra “tortillera”. Todavía queda por verse si Ditto afrontará el mismo tipo de hostilidades a medida que ella se mueva más y más dentro la mirada pública.
[30] LGBTQI son las siglas de lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer/(q)uestionando e intersex.
[31] Beth Ditto, entrevistada por Sarah-Jane, “Are The Gossip Control Freaks?,” Diva, < http://www.divamag.co.uk/diva/features.asp?AID=577> (5 Abril 2009).
[32] Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity (New York: Routledge, 1990), 173.
[33] Butler, xxix (énfasis en el original).
[34] Butler, 43.
[35] Butler, 174-5.
[36] LeBesco, “Queering Fat Bodies/Politics,” 79. Cita original en Butler, 146-7.
[37] LeBecsco, 83.
[38] Cuando Ditto no está semidesnuda, a veces ella está vestida en ropas ultra-modernas diseñadas por su estilista personal, Johnny Blue Eyes. Haciendo un esfuerzo consciente en estar a la vanguardia de la moda, Ditto demuestra que las chicas gordas no son las desalineadas que están estereotipadas a ser, y que las mujeres de talla ancha pueden perfectamente ser íconos del estilo como las chicas flacas. De hecho, cabe destacar que Johnny Blue Eyes es también el estilista de la modelo super esbelta, Kate Moss, lo que implica que las ropas que las dos fashionistas usan tienen sus similitudes.
[39] Cecilia Hartley, “Letting Ourselves Go: Making Room for the Fat Body in Feminist Scholarship,” en Bodies Out of Bounds: Fatness and Transgression, ed. Jana Evans Braziel y Kathleen LeBesco (Berkeley: University of California Press, 2001), 61.
[40] Nota: The Gossip tienen dos videos para la canción “Listen Up!”. El que estoy describiendo es su primer video, aquel que hicieron en el 2006 El segundo video, hecho en el 2007, presenta a una mujer y a un hombre, lxs dos vestidxs en drag, que caminan por Portland, Oregon, antes de encontrarse en un club nocturno y compartir un baile. Este segundo video demuestra el interés de The Gossip en los modos queer de juegos de género.
[41] No estoy diciendo que esta acción implica un rechazo del tejido. De hecho, Ditto es una ávida fan del oficio. Más bien, estoy planteando que este acto obtura una lectura simplista de Ditto “adoptando” la feminidad estereotípica.
[42] Ditto habitualmente no usa desodorante o afeita sus axilas. Este un ejemplo de cómo la violación de las normas corporales por parte de Ditto a menudo va más allá de su talla.
[43] LeBesco, 86.
[44] Citado en respuesta a Shannon Kelley, “Beth Ditto’s Nude NME Cover!,” Papermag, 30 May 2007, (5 April 2009).